Francisco de Goya y Lucientes es, junto con Diego Velázquez y Pablo Ruiz Picasso, uno de los tres grandes pilares del arte español de todos los tiempos.
Nació el 30 de marzo de 1746 en Fuendetodos, pueblo a cuarenta y cinco kilómetros al sur de Zaragoza (España). Su biografía es un fiel reflejo de la época atormentada en que le tocó vivir. Goya participó de las ideas más avanzadas de su tiempo. Compartió desde muy pronto las ideas de los ilustrados españoles, que maduró, sobre todo, entre sus amigos aragoneses y madrileños. Durante los primeros años del siglo XIX, evolucionó hacia planteamientos liberales.
Durante su primera etapa artística, Goya destaca como pintor religioso, género que practicará con excelencia el resto de su vida. Trabaja en Zaragoza y alrededores, donde deja magníficas obras que muestran de forma incipiente su carácter, su capacidad técnica y su originalidad. Durante esta época, Goya viaja a Italia, para estudiar y dibujar a los clásicos del Renacimiento y el Barroco, faro de la tradición pictórica europea.
Desde 1774 se afinca en Madrid. Inicia una rápida carrera como pintor de corte, protegido por su cuñado Francisco Bayeu, excelente pintor del rey. Goya diseña tapices para la Casa Real española. Pero, en seguida, empieza a ganar fama como excelente retratista y pinta a los españoles más importantes, incluida la familia real, y llega a ser Pintor del Rey.
Sin embargo, el genio de Goya no se agotó en la pintura y el retrato. Desde muy pronto, en 1778, demostró interés por las técnicas de grabado, en las que destaca como uno de los mejores grabadores de todos los tiempos.
En los años anteriores a la invasión francesa, Goya vuelve al dibujo, emprende sus primeras grandes series de grabados críticos y desarrolla un estilo pictórico absolutamente personal. Desde entonces, Goya libera la fuerza expresiva de su genio. Durante esta época, pinta y dibuja, sobre todo, para su solaz personal. Libre de las concesiones a la moda y a la Academia que exigían los encargos, sorprende con un conjunto de obras de modernidad extraordinaria.
Abrumado por la reacción absolutista (1814-1820) que sigue a la Guerra de la Independencia, Goya abandona su patria y se traslada a Burdeos (Francia). En la hermosa ciudad aquitana morirá durante la noche del 15 al 16 de abril de 1828.
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